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domingo, 24 de junio de 2012

'Fui engañado': Juan Carlos Esguerra

'Fui engañado': Juan Carlos Esguerra


Esguerra cree que la reforma de la justicia, como está, no tiene posibilidad de vigencia.



El ministro saliente de Justicia dice que no tuvo acceso al texto de la reforma judicial.

El retirado ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, afirma que no fue culpable, pero sí responsable de lo que ocurrió en el Congreso con el trámite de la reforma judicial. (Siga este enlace para leer: En 15 horas se gestó el golpe a la Constitución).

Admite que fue engañado. Detalla lo que pasó en la discusión de la frustrada reforma de la justicia y analiza lo que puede venir.
 (Siga este enlace para leer: Estos son los cinco 'pecados' de la reforma judicial).

Revela que el Gobierno estudia la convocatoria a sesiones extras del Congreso, para que inicie inmediatamente el estudio del 'Memorial de objeciones' que le será enviado y luego aborde la corrección de la reforma en las sesiones ordinarias.
 (Siga este enlace para leer: Analistas coinciden en que 'micos' terminarían por hundir reforma).

¿Qué motivó su renuncia?
Que mis principios no me permiten pasar por alto los episodios y las circunstancias ampliamente conocidos que tuvieron lugar en la etapa final del trámite de la reforma de la justicia. Esos episodios, por supuesto, fueron totalmente ajenos a la voluntad o a la acción de los funcionarios del Ministerio de Justicia y del Ministro.

¿Su renuncia arregla el problema?
Tengo claro que a pesar de los esfuerzos, la dedicación, la vigilancia y el detalle con los que trabajamos en ese proyecto, de principio a fin, y de día y de noche, a la hora de las responsabilidades políticas debía asumir la que me correspondía como ministro. Y la asumí.

¿Y qué va a pasar finalmente con la reforma?
La decisión del Gobierno, ante las implicaciones delicadísimas que tiene lo que ha aparecido dentro de la reforma, y que fue incorporado en el texto sin mi conocimiento, ha sido la de objetarla. Regresará al Congreso para que tome nota de esas objeciones, las analice, las estudie y proceda.

¿Proceda en qué sentido?
Aceptándolas o no. Si no resultan aceptables las relacionadas con vicios de inconstitucionalidad, la reforma irá a la Corte Constitucional. Si son aceptadas, como el Gobierno espera que lo sean, y se traducen en unas enmiendas al texto que finalmente se aprobó, se incorporarán en él y se hará su promulgación.

Las reformas constitucionales no las sanciona el Presidente. ¿Con base en qué norma objetó la reforma?
Con base en la Ley 5 de 1992, que forma parte del estatuto del reglamento del Congreso, y con base en una sentencia de la Corte Constitucional que la avaló. Esa disposición establece que cuando en el trámite de actos legislativos en el Congreso surjan puntos que no están regulados por una norma constitucional, ellos pueden regularse y manejarse acudiendo a las disposiciones que la ley establece en casos semejantes para el trámite de las leyes. Dicho de otra manera, que pueden aplicarse al trámite de las reformas constitucionales reglas propias del trámite de leyes, siempre que no sean contrarias a una norma constitucional. Respecto de las objeciones, no hay en la Constitución ninguna disposición que se refiera a ellas y por eso se da la situación prevista para aplicar esa norma.

¿Hasta dónde se siente culpable de lo que pasó en el Congreso?
¿Culpable? Absolutamente, no. No fui culpable de que la comisión de conciliación se hubiera metido a conciliar textos donde no había diferencia ninguna entre lo que aprobó el Senado y lo que aprobó la Cámara. En relación con varios inaceptables, en el instante bastante tardío en el que tuve acceso a la conciliación, expresé la posición discordante del Gobierno. Hay otros que se encontraron a última hora y de cuya incorporación no tuve culpabilidad ninguna.

¿Qué quiere decir con artículos "que apenas se encuentran ahora"?
El jueves pasado, cuando hicimos el examen con lupa de todo el texto de la reforma constitucional, encontramos que fuera de los inconvenientes que se habían detectado, había nuevos no conocidos.

¿Aprobados sin su conocimiento?
Así es. El hecho de que no sea culpable no quiere decir que no haya una responsabilidad de parte mía, que debí ver todo lo que no pude ver. Lo tengo claro. No soy culpable, pero sí tengo la responsabilidad política y con mi renuncia la asumo.

¿Dice que no fue culpable pero sí responsable de lo que pasó?
Responsable, no de haber o no haber hecho, sino de no haber visto algunas de las cosas que se habían hecho.

¿Si usted no fue culpable, fue entonces víctima?
Sí, fui víctima. Pero, por supuesto, yo no debo en este instante acudir al señalamiento de victimarios. Asumí la responsabilidad y la asumí plenamente.

Dice de todas maneras que fue víctima. ¿De qué?
De que se hayan incorporado textos conciliados sin mi conocimiento y que han dado lugar a la determinación que el Presidente de la República tomó.

Su colega del Interior, Federico Renjifo, dijo que prefería que se cayera toda la reforma a que pasara una como la que pasó. ¿Usted tiene alguna opinión?
Luego de encontradas las últimas cosas que hemos encontrado, sí señor. En relación con las que se han encontrado antes, no señor.

¿Cómo así?
Con respecto a lo que encontramos en el examen de revisión, sí. Prefiero que se caiga. Frente a lo que se había aprobado sin la inundación de 'micos', no, porque me parece que no tenían la envergadura suficiente como para dar al traste con una reforma que siempre he considerado que, a pesar de no ser la ideal, es una buena reforma. Tiene cosas buenas, urgentes, importantes y convenientes para nuestra administración de justicia. Pero coincido plenamente con la apreciación del ministro Renjifo.

¿Cree que algunos parlamentarios maniobraron?
Estuve en desacuerdo y me sorprendió profundamente la decisión hirsuta de la comisión de conciliación de Senado y Cámara el día en que llegué a las reuniones y plantearon que entre las reglas de procedimiento que querían seguir para el desarrollo de la conciliación, estaba la de que me oyeran si quería hablar antes, y luego ellos pudieran quedarse trabajando entre ellos, senadores y representantes, en la labor de conciliación. Cuando les expresé mi sorpresa y mi desacuerdo, y que me gustaría participar en el entendido de que yo no voto, pero sí puedo opinar, la respuesta que obtuve fue la de que quienes tenían el mandato popular para reformar la Constitución o para hacer las leyes eran los miembros del Congreso, y que, por consiguiente, trabajarían solos. Que cuando hubieran terminado, se pondrían en contacto conmigo para que cambiáramos ideas sobre lo que hubiera salido de la conciliación. Pero yo no tuve acceso a ningún texto.

¿Se siente víctima de engaño?
Digámoslo en términos políticos: fui víctima de 'micos'.

Si fueron 'micos' que no conoció, lo engañaron, ¿no?
Sí. Yo diría que sí.

Para evitar lo que se pretendió hacer, ¿se va a evitar la publicación de la reforma?
Así bruscamente planteado, no. Pero al haber sido objetada, automáticamente queda congelada la publicación y vigencia de esa disposición.

¿Las normas introducidas en la conciliación tenían una intención perversa?
No lo sé. Pero del hecho de que iban a producir efectos perversos, no me cabe la menor duda.

¿Qué normas el Gobierno no permitirá que se mantengan?
Las que dieron lugar a las objeciones que planteó el Presidente y que descubrimos entre la noche del miércoles y el jueves.

¿La reforma, como fue aprobada, habría podido crear un caos total en la justicia?
Sí. No solamente por incluir normas malas en sí mismas, sino, sobre todo, por los alcances que ellas tenían.

Los presidentes de la Corte Suprema y del Consejo de Estado han celebrado la objeción a la reforma porque la consideran una "monstruosidad..."
Es una monstruosidad lo que se aprobó en relación con estos puntos que han sido materia de las glosas que dieron lugar a la objeción. En eso estoy totalmente de acuerdo. Pero eso de ninguna manera es aplicable a toda la reforma, la cual, sigo insistiendo, tenía muchas cosas buenas, importantes, revolucionarias para la justicia, cambios que venían demandándose de tiempo atrás y que nunca habían salido avantes.

¿Qué sigue?
Las objeciones que anticipó el Presidente quedarán vertidas en un texto juicioso, jurídico. Se enviará al Congreso este memorial de objeciones.

¿Memorial que será presentado el 20 de julio, al comenzar el nuevo período?
El Gobierno lo está terminando de preparar.

¿Para presentarlo entonces en sesiones extras?
Este punto está por dilucidarse. No lo sé.

Entiendo que no se pueden aprobar reformas constitucionales en extras...
Eso es cierto, pero no se refiere al trámite de las objeciones de esa norma.

¿Se está estudiando la convocatoria a extras para que estudie el memorial?
Es una de las posibilidades. Pero no alcancé a conocer la decisión.

¿En caso de que el Congreso no acepte las objeciones e insista en la aprobación de la reforma tal como está, qué pasa?
El Gobierno no la aceptará.

¿Como jurista cree que la reforma, tal como fue aprobada, es inconstitucional?
Por razón de aquellas circunstancias que dieron lugar a las objeciones que se han planteado, sí señor.

Es decir, ¿no hay ninguna posibilidad de que la reforma que se aprobó entre en vigencia? ¿O la cambia el Congreso o la tumba la Corte Constitucional?
No hay posibilidad de que entre en vigencia.

¿Siente decepción o amargura?
Las normas inconstitucionales, incorporadas en mala hora sin mi conocimiento, en la etapa de conciliación, y otras más que son simplemente inconvenientes, me obligaron a tomar una decisión de cara al país. Asumí las consecuencias.

¿La Fiscalía recuperó todas sus funciones de juzgamiento?
Claro, sigue teniendo plena competencia para hacer lo que ha venido haciendo por conducto de los fiscales delegados.

En consecuencia, ¿todos los procesos de los detenidos que aún no tienen sentencia siguen vigentes?
Sí, aunque gobernados por el régimen actual, es decir, no cambia nada. Los que están en la cárcel seguirán ahí. Los procesos seguirán su curso.

¿Qué experiencia le dejan estas horas?
Hay una vieja expresión popular que lo recoge todo: gajes del oficio. Y hay oficios que tienen, como estos, enormes satisfacciones, enormes retribuciones, en términos de la tranquilidad de prestar un servicio, de colaborar con una causa en la que se cree profundamente.

Usted y yo somos aficionados al fútbol, ¿le hicieron un autogol sus compañeros de equipo en el Congreso, o usted se hizo un autogol como arquero?
Creo que nos metieron algunos goles. Logramos tapar varios, pero a uno se le escapan algunos, eso fue lo que pasó. Como está a punto de terminar el partido, los autogoles se hicieron; pero con la decisión del árbitro de parar el partido por razones especiales del campo de juego, al reanudarse, estoy seguro de que se ganará. Lo ganará el país. Yo ya no estoy jugando, pero lo ganará la justicia.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO

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