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viernes, 22 de junio de 2012

Editorial El Tiempo: Un triste gol


Editorial El Tiempo: Un triste gol


La Constitución les abre al Gobierno y a la Corte la oportunidad para atajar los 'micos' de última hora en la reforma de la justicia".

Con la reforma de la justicia ya había inconformidad. En el balance de la

legislatura, aparte de los múltiples aciertos que desde este espacio

reconocimos, varias propuestas del acto legislativo prendieron las alarmas.

Pero aún estaba pendiente la conciliación para conocer el texto final.

Esta tuvo lugar el pasado miércoles. A última hora, a espaldas de la ciudadanía e, incluso, del Gobierno, en cabeza del ministro del ramo -quien pecó de ingenuo y terminó excluido de la reunión en la que se fraguaron varios de los textos más polémicos-, los congresistas 'pelaron el cobre', como se dice coloquialmente.

Y lo hicieron con la aprobación de artículos cuyo contenido es, sencillamente, inaceptable. Como aquel que separa la "muerte política" de la violación del régimen de inhabilidades, el que dice que esta conducta tendrá una sanción máxima de un año de suspensión, y la norma que establece una votación de tres quintas partes de la sala del Consejo de Estado en lugar de la mitad más uno para la pérdida de la investidura.

Para mayor desatino, se aseguraron de que los procesos en curso se llevaran a cabo bajo las nuevas reglas votadas, lo que pone a tambalear las investigaciones que se les siguen a 39 congresistas. En síntesis, en una actitud que bien puede ser calificada como desafiante, tejieron a punta de 'micos' un manto blindado para proteger sus investiduras.

Por todo esto, es comprensible el enfado de un país que hace rato clama por el fin de privilegios que dan para pensar que el orden social de la colonia sobrevive, con castas alérgicas a la igualdad y en constante búsqueda de prerrogativas.

En rechazo a este proceder del Congreso surgió la posibilidad de convocar a un referendo revocatorio del acto legislativo. No obstante el amplio apoyo que ha recibido, es una iniciativa que corre un alto riesgo de perder impulso una vez otros temas la sepulten en la agenda, y que demandará enormes esfuerzos logísticos.

De ahí que, en este momento, la alternativa más fácil y sensata para evitar que entren en vigencia los artículos polémicos es su demanda ante la Corte Constitucional. 

Se trata de una opción que el Polo Democrático ya anunció que apoyaría, y que tampoco descartó el ministro Juan Carlos Esguerra. Un camino que permitiría, asimismo, rescatar lo positivo de la reforma.

La opción es viable. El fallo sobre el referendo que buscaba la segunda reelección del expresidente Álvaro Uribe estableció un precedente: la Corte puede actuar cuando considere que el Congreso, con una reforma constitucional, ha afectado el espíritu de la Carta Magna. Además, este tribunal, en dos sentencias, la C-588 del 2009 y la C-249 del 2012, ya ha sentado jurisprudencia sobre cómo el Legislativo no puede reformar la Carta Política con nombre propio. También están los posibles vicios de trámite, resultado de haber discutido la conciliación sin tener el proyecto radicado en la secretaría del Senado.

Lo que ha hecho el Congreso no debe pasar. Al Ejecutivo le corresponde ahora apagar la aplanadora legislativa y escuchar las voces que desde múltiples orillas reprochan lo sucedido. Con juiciosas y bien sustentadas demandas de los artículos polémicos puede hacer que estos queden sin piso. Oportunidad también para la Corte -que, para el estudio de las demandas de los artículos que modifican el estatus de los magistrados, deberá recurrir a los conjueces- de marcar distancia de un proceso en el que sus integrantes aparecen como interesados.

Los 'micos' de última hora aún son atajables. Por fortuna, la Constitución les abre al Gobierno y a la Corte la oportunidad para que en tiempo de reposición se anule el triste gol que el Congreso les metió a los colombianos.

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