Editorial
El Tiempo: Un triste gol
Por: EDITORIAL | 7:34 p.m. | 21 de Junio del 2012
La
Constitución les abre al Gobierno y a la Corte la oportunidad para atajar los
'micos' de última hora en la reforma de la justicia".
Con la reforma de la justicia
ya había inconformidad. En el balance de la
legislatura, aparte de los
múltiples aciertos que desde este espacio
reconocimos, varias propuestas del
acto legislativo prendieron las alarmas.
Pero aún estaba pendiente la
conciliación para conocer el texto final.
Esta tuvo lugar el pasado
miércoles. A última hora, a espaldas de la ciudadanía e, incluso, del Gobierno,
en cabeza del ministro del ramo -quien pecó de ingenuo y terminó excluido de la
reunión en la que se fraguaron varios de los textos más polémicos-, los
congresistas 'pelaron el cobre', como se dice coloquialmente.
Y lo hicieron con la
aprobación de artículos cuyo contenido es, sencillamente, inaceptable. Como
aquel que separa la "muerte política" de la violación del régimen de
inhabilidades, el que dice que esta conducta tendrá una sanción máxima de un
año de suspensión, y la norma que establece una votación de tres quintas partes
de la sala del Consejo de Estado en lugar de la mitad más uno para la pérdida
de la investidura.
Para mayor desatino, se
aseguraron de que los procesos en curso se llevaran a cabo bajo las nuevas
reglas votadas, lo que pone a tambalear las investigaciones que se les siguen a
39 congresistas. En síntesis, en una actitud que bien puede ser calificada como
desafiante, tejieron a punta de 'micos' un manto blindado para proteger sus
investiduras.
Por todo esto, es comprensible
el enfado de un país que hace rato clama por el fin de privilegios que dan para
pensar que el orden social de la colonia sobrevive, con castas alérgicas a la
igualdad y en constante búsqueda de prerrogativas.
En rechazo a este proceder del
Congreso surgió la posibilidad de convocar a un referendo revocatorio del acto
legislativo. No obstante el amplio apoyo que ha recibido, es una iniciativa que
corre un alto riesgo de perder impulso una vez otros temas la sepulten en la
agenda, y que demandará enormes esfuerzos logísticos.
De ahí que, en este momento,
la alternativa más fácil y sensata para evitar que entren en vigencia los
artículos polémicos es su demanda ante la Corte Constitucional.
Se trata de una opción que el
Polo Democrático ya anunció que apoyaría, y que tampoco descartó el ministro
Juan Carlos Esguerra. Un camino que permitiría, asimismo, rescatar lo positivo
de la reforma.
La opción es viable. El fallo
sobre el referendo que buscaba la segunda reelección del expresidente Álvaro
Uribe estableció un precedente: la Corte puede actuar cuando considere que el
Congreso, con una reforma constitucional, ha afectado el espíritu de la Carta
Magna. Además, este tribunal, en dos sentencias, la C-588 del 2009 y la C-249
del 2012, ya ha sentado jurisprudencia sobre cómo el Legislativo no puede
reformar la Carta Política con nombre propio. También están los posibles vicios
de trámite, resultado de haber discutido la conciliación sin tener el proyecto
radicado en la secretaría del Senado.
Lo que ha hecho el Congreso no
debe pasar. Al Ejecutivo le corresponde ahora apagar la aplanadora legislativa
y escuchar las voces que desde múltiples orillas reprochan lo sucedido. Con
juiciosas y bien sustentadas demandas de los artículos polémicos puede hacer
que estos queden sin piso. Oportunidad también para la Corte -que, para el
estudio de las demandas de los artículos que modifican el estatus de los
magistrados, deberá recurrir a los conjueces- de marcar distancia de un proceso
en el que sus integrantes aparecen como interesados.
Los
'micos' de última hora aún son atajables. Por fortuna, la Constitución les abre
al Gobierno y a la Corte la oportunidad para que en tiempo de reposición se
anule el triste gol que el Congreso les metió a los colombianos.
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