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lunes, 24 de junio de 2019

LEGIS. Àmbito Jurídica ANÁLISIS Sobre las complejidades del sistema y el rol del Ministerio de Justicia y del Derecho (II). Por: Gloria María Borrero Restrepo

LEGIS. Àmbito Jurídica 

ANÁLISIS
Sobre las complejidades del sistema y el rol del Ministerio de Justicia y del Derecho (II)

Sobre las complejidades del sistema y el rol del Ministerio de Justicia y del Derecho (II) (Humberto Pinto)
Gloria María Borrero Restrepo*
Ministra de Justicia y del Derecho

La reforma a la justicia es uno de los temas sobre los que ha girado la evaluación de mi gestión y de la mayoría de ministros de justicia. Lo cierto es que esta se ha convertido en un anhelo nacional que ha sido resaltado por múltiples pensadores desde hace, por lo menos, medio siglo. Sin embargo, considero que existen confusiones sobre su entendimiento.

Las disfuncionalidades de los servicios de justicia no responden solo a problemas de asignación eficiente y pertinente de la oferta, también están ligados a la naturaleza sustantiva y procesal, al ejercicio abusivo del derecho, a la débil coordinación interinstitucional, a la frágil regulación de la carrera judicial y al déficit en el gobierno de la administración de justicia, entre otros. Por ello, la reforma no consiste en tramitar un proyecto de ley o de acto legislativo. Se trata de una propuesta coherente de reformas legales y administrativas que solucionen problemas que ya han sido diagnosticados.

En mi opinión, esta reforma integral debe incluir cambios esenciales, entre otras cosas, a la educación jurídica y aspectos administrativos del sistema de justicia. Aunque puede ser un punto de partida, para hacer esto no es necesario reformar la Constitución. Dado que en mi administración he abogado por lograr acuerdos con los sectores interesados sobre qué acciones se deben tomar, he buscado generar un nuevo espacio de consenso. Siguiendo una idea del Consejo de Estado, he depositado mi confianza en la Misión Justicia, escenario en el que, con expertos y líderes de las diferentes ramas del Poder Público, podremos definir una hoja de ruta.

Ejes fundamentales

A este escenario llevaré las propuestas del ministerio, que girarán sobre cinco ejes: (i) la independencia de la Rama Judicial, (ii) el fortalecimiento de la capacidad administrativa del sistema de justicia, (iii) la transparencia y rendición de cuentas, (iv) la prevalencia del mérito en las condiciones laborales de los servidores de la Rama Judicial y (v) el esquema de investigación y juzgamiento de altos funcionarios del Estado.

Además, estoy convencida de que la única forma de asegurar un mejor futuro para la justicia es revisar los importantes vacíos legales y regulatorios que existen en materia de educación jurídica. Hay dos proyectos que en el ministerio no fueron culminados en administraciones pasadas. El primero, que se encuentra estancado, actualiza la normativa en materia de consultorios jurídicos que data de 1971. Colombia requiere que estos escenarios se adecúen a las necesidades de la sociedad. El segundo, es necesario para destrabar la regulación de los mínimos de calidad de la educación jurídica. Desde comienzos de este siglo, la educación jurídica quedó desregulada y, por tanto, diferentes programas funcionan con estándares muy generales de calidad. Además, durante 11 años, se ha ignorado el artículo 2º de la Ley 1188 del 2008, que ordena al Gobierno Nacional regular las características específicas de los programas de educación superior.

No podemos seguir permitiendo que este tipo de vacíos legales afecten el sistema de justicia. Por eso, puse al servicio del Ministerio de Educación un equipo de expertos del Ministerio de Justicia, para que apoyen todos los esfuerzos por regular los mínimos de calidad y construir consensos con los sectores interesados. 

Espero, entonces, que construyamos consensos en los temas mencionados y que las discusiones no se reduzcan a la eliminación o no del Consejo Superior de la Judicatura.

Política criminal y penitenciaria

Lamentablemente, en Colombia, la marginalidad no se ha limitado exclusivamente a aspectos geográficos. El sistema penitenciario y la política criminal se han convertido en periferias que no han sido debidamente atendidas por el Estado. Por eso, al llegar al Ministerio de Justicia, me encontré un sistema penitenciario colapsado no solo por la desidia institucional o la falta de infraestructura, sino también por el manejo desarticulado de la política criminal. Hoy, reconozco tres elementos esenciales que han avivado su colapso y que, en gran parte, explican el estado de cosas inconstitucional reconocido por la Corte Constitucional:

(i) Volatilidad de la política criminal. Como lo dice la Corte Constitucional (Sent. T-762/15), Colombia ha sufrido las consecuencias de la ausencia de una política criminal consistente, coherente, fundada en elementos empíricos y enmarcada constitucionalmente.
Se ha construido una política criminal reactiva y basada en sistemas de información precarios. Además, se ha presentado una tendencia hacia el endurecimiento punitivo sin mayores reflexiones ni sustentos. En esa medida, la política criminal ha quedado subordinada a la política de seguridad y ha sido inestable, inconsistente y volátil. Esto ha tenido un impacto negativo en la institucionalidad que ha avivado la crisis del sistema penitenciario y carcelario.

(ii) Hacinamiento y deficiencia en la infraestructura penitenciaria y carcelaria. Además de que existe un gran deterioro de una desgastada infraestructura, el sistema no está preparado para albergar la cantidad de personas que están privadas de la libertad. Hay una tasa de hacinamiento cercana al 50 %. Para enfrentarla, se requieren, mínimo, cinco billones de pesos para la construcción de 40.000 nuevos cupos. Sin embargo, la problemática es mayor, pues la infraestructura actual no responde a los estándares internacionales vigentes en la materia, por lo que la superación de la crisis demandará la reconstrucción de, al menos, 40.800 de los cupos actuales en establecimientos penitenciarios de primera generación.

Así, los cálculos más conservadores tasan la necesidad de recursos en 12 billones de pesos y dos décadas de inversión por parte del Estado. A esto se suma el hecho de que, para cumplir con los estándares definidos por la Corte, se requieren establecimientos penitenciarios de cuarta generación que exigen un tiempo promedio de cinco años para su puesta en operación.

El problema se complejiza si se tiene en cuenta que la normativa actual sitúa la responsabilidad de la construcción, operación y mantenimiento de cárceles para sindicados en las entidades territoriales. Estas aportan al sistema nacional alrededor de 40.000 personas detenidas preventivamente y cuentan con reducidas fuentes de financiación para construcción de cárceles.

(iii) Demoras y excesiva onerosidad de la construcción y mantenimiento de cupos carcelarios.Construir cupos carcelarios y sostenerlos implica unos costos excesivos para el Estado. Un ejemplo es que el costo promedio de construcción de un nuevo cupo carcelario es cercano a los 120 millones de pesos. Además, cuando ese cupo es usado por una persona privada de la libertad, el costo promedio del sostenimiento es de 25 millones de pesos anuales. Es decir, para asegurar la infraestructura necesaria para albergar a una persona condenada a 20 años de prisión, debemos invertir, al menos, 620 millones de pesos. Si se tiene en cuenta que en Colombia hay cerca de 120.000 personas privadas de la libertad en modalidad intramural, la inversión es superior a los dos billones de pesos anuales. Sin embargo, el nivel nacional cuenta solamente con 300.000 millones al año para la ampliación de la capacidad instalada de cupos y las obras de mantenimiento del sistema, actividades que se desarrollan en un contexto institucional caracterizado por una rigidez generalizada asociada a la ejecución presupuestal propia del Estado colombiano.

Teniendo en cuenta estos problemas, hemos formulado un Plan de Humanización del Sistema Carcelario y Penitenciario, cuyo propósito es la superación del estado de cosas inconstitucional. El plan tiene una perspectiva integral que comprende que la solución estructural del problema no se centra solamente en la creación de nuevos cupos, sino también en el diseño de una política criminal coherente. 

En este contexto, nos hemos propuesto racionalizar la política criminal, para lo cual el Consejo Superior de Política Criminal se ha fijado un plan de trabajo que contará con el apoyo de una comisión asesora interdisciplinaria. El plan contempla generar 8.660 nuevos cupos penitenciarios y entregar obras de 6.720 nuevos cupos en, al menos, un 60 % de avance y diseños para otros 12.020 cupos, acompañados de la gestión de los recursos para su construcción en la siguiente administración. Con esto crearemos más de 27.000 cupos de cuarta generación.

Estamos trabajando en la formulación del Plan Maestro de Infraestructura Carcelaria, así como en la georreferenciación de los espacios para la reubicación de la infraestructura carcelaria. Esperamos cubrir parte del déficit de cupos para sindicados y generar incentivos para que las entidades territoriales puedan aportar a la solución.

Conclusiones

Finalmente, la justicia en Colombia requiere de una valentía imaginativa que nos permita transformar nuestra realidad y asegurar un mejor futuro para la sociedad y para aquella población tradicionalmente marginada. El Ministerio de Justicia debe tener un papel protagónico en este proceso transformador para lograr que el sistema de justicia recupere la confianza ciudadana y la efectividad. Todo esto para asegurar que los conflictos en Colombia no trasciendan a las vías de hecho como ha sucedido históricamente.

En el texto Instituciones, cambio institucional y desarrollo económico de Douglas North, se ve la complejidad que el cambio institucional implica: no es suficiente con tomar decisiones políticas o con cambiar las normas formales, puesto que los códigos culturales y las costumbres cambian a una velocidad menor.

Lo cierto es que los hacedores de política pública en Colombia nos enfrentamos a una institucionalidad compleja y, muchas veces, desarticulada que hace que los resultados de nuestro esfuerzo no adquieran la visibilidad esperada. Esta situación se agrava, pues, en ocasiones, la estructura burocrática no responde a las necesidades del país.

Por eso, estamos trabajando en el diseño de esquemas de coordinación y seguimiento para el sistema de justicia. Así mismo, seguiremos trabajando en la formulación de respuestas de largo aliento en coordinación con las demás instituciones del Estado. Los funcionarios debemos hacer un gran esfuerzo para superar problemas como la baja ejecución presupuestal, las deficiencias contractuales, la corrupción y la negligencia administrativa. No será una tarea sencilla, pero tendremos que continuar en la carrera hacia la transformación estructural de las instituciones de justicia en Colombia.

* Este artículo fue elaborado cuando Gloria María Borrero se desempeñaba como Ministra de Justicia y del Derecho. El pasado 16 de mayo renunció a su cargo.





LEGIS Àmbito Juridico. ANÁLISIS SOBRE LAS COMPLEJIDADES DEL SISTEMA Y EL ROL DEL MINISTERIO DE JUSTICIA Y DEL DERECHO (I). Por: Gloria María Borrero Restrepo.

LEGIS Àmbito Juridico

ANÁLISIS
SOBRE LAS COMPLEJIDADES DEL SISTEMA Y EL ROL DEL MINISTERIO DE JUSTICIA Y DEL DERECHO (I)


Sobre las complejidades del sistema y el rol del Ministerio de Justicia y del Derecho (I) (Minjusticia)
Sin valentía imaginativa, lo único que probablemente nos quedará será el cinismo y la desesperanza…”. Martha Nussbaum. 

Gloria María Borrero Restrepo
Ministra de Justicia y del Derecho

La justicia ha sido entendida por siglos como uno de los elementos fundacionales del Estado. Sin un sistema de justicia sólido, efectivo y eficiente, las sociedades se enfrentan necesariamente a la incertidumbre, a las arbitrariedades y, sobre todo, al incesante riesgo de un conflicto capaz de hacer tambalear la estabilidad democrática. Por eso, después de haber dedicado casi toda mi vida al estudio del sistema de justicia, decidí aceptar el reto de ser Ministra de Justicia y del Derecho. Esta decisión la tomé convencida de que el Pacto por Colombia, pacto por la equidad propuesto por el presidente Duque es un camino idóneo para fomentar, entre otras cosas, la legalidad. Por eso, mi objetivo como ministra ha sido seguir buscando soluciones para los problemas que han aquejado a la justicia colombiana desde, prácticamente, nuestro nacimiento como República.

Hoy, después de casi nueve meses de haberme posesionado como cabeza de esta cartera, debo reconocer que en el ministerio encontré una enorme potencialidad para transformar el sistema de justicia colombiano. Sin el ministerio, para el Gobierno Nacional sería imposible la coordinación con la Rama Judicial, y con instituciones que ejercen funciones jurisdiccionales y con otras que realizan diferentes actividades para la solución de conflictos ciudadanos. Estoy convencida de que el Ministerio de Justicia debe ser un actor clave en la superación de los retos de la marginalidad y en la búsqueda de soluciones para lo que ha sido catalogado como la crisis de la justicia en Colombia. Este ministerio debe liderar, entre otras cosas, el fortalecimiento del acceso a la justicia y el planteamiento de soluciones a problemas contemporáneos, como la crisis del sistema penitenciario que, de no ser resueltos, pueden marcar negativamente el futuro del servicio público de justicia.

La marginalidad en nuestra historia

La mayoría de estudiosos de la historia y de la política pública en Colombia han reconocido un reto general asociado con la forma como se ha construido nuestra nación: la marginalidad. Margarita Serje, en su reconocido libro El revés de la nación: territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie, señala que, desde tiempos coloniales, la historia de Colombia, como Estado y como nación, se ha construido a partir de una dinámica de centros y periferias. Así, el dominio estatal se ha limitado a unos centros en los que ha sido posible impulsar proyectos articulados de urbanización, de producción y de comercio. Esta situación ha supuesto una presencia restringida del Estado en diferentes zonas del país. Desde el punto de vista de la justicia, la problemática de la construcción histórica de esas márgenes y periferias se ve reflejada en la falta de acceso efectivo a la justicia.

Uno de mis grandes objetivos como Ministra de Justicia ha sido enfrentar esta situación y, por eso, he decidido escribir este artículo en el que me referiré a cuatro asuntos que, en este momento, considero que podrían dar algunas soluciones a la problemática bicentenaria de la marginalidad en Colombia. Este artículo se dividirá en dos partes que serán publicadas en ediciones distintas. En la primera, haré referencia al acceso a la justicia y al Plan Decenal del Sistema de Justicia. En la segunda parte me referiré a la reforma a la justicia y a algunos de los asuntos que me generan fuertes inquietudes sobre la política criminal y penitenciaria, y plantearé algunas conclusiones generales.

Evidentemente, la discusión sobre la justicia no se debe limitar a estos temas, pues hay muchas discusiones de fondo que debemos dar. En estos artículos solo haré una revisión general para compartir con la opinión pública algunas de las preocupaciones que tengo como Ministra de Justicia. En otros documentos de este tipo espero profundizar en temas como la política de drogas, la política criminal, el gobierno judicial y la justicia penal adolescente, entre otros.

Sobre las políticas de acceso a la justicia

Dado que es evidente que en Colombia se requieren políticas que acerquen los servicios de justicia a la ciudadanía, en los últimos 20 años se han impulsado diferentes estrategias de acceso a la justicia desde la Rama Ejecutiva. Si bien estas estrategias han generado diferentes avances en términos accesibilidad, empoderamiento en derechos y fortalecimiento en la capacidad institucional, aún se precisan acciones que garanticen la equidad territorial para el acceso, pertinencia en la oferta y eficacia en la acción. El Ministerio de Justicia, como instancia del ejecutivo responsable de la coordinación con la Rama Judicial y con otras instituciones del sistema de justicia, tiene aquí un rol importante que jugar. 

En las últimas dos décadas, las políticas de acceso a la justicia se han basado en tres programas o estrategias: el Programa Nacional de Casas de Justicia, el Programa Nacional de Centros de Convivencia Ciudadana y los Sistemas Locales de Justicia. Durante el gobierno anterior, estas estrategias, incluso, fueron presentadas a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) como políticas idóneas para hacer frente a los problemas de acceso a la justicia en Colombia. Sin embargo, estas estrategias presentan dos falencias comunes:

(i) No son sostenibles a mediano y largo plazo. A través de los años, se ha confirmado que el Programa Nacional de Casas de Justicia y el Programa Nacional de Centros de Convivencia Ciudadana no son viables en los municipios más pobres, pues el sostenimiento de estos programas es muy oneroso. Entre otras cosas, esto hace que, 17 años después de iniciar su implementación, la cobertura se limite a un máximo del 12 % del territorio colombiano.

Algo similar sucede con los Sistemas Locales de Justicia, cuya implementación inició oficialmente en el 2016. Aunque parecen tener una mayor viabilidad presupuestal, su financiación se ha sometido a la cooperación internacional, y no se han alcanzado resultados exitosos de coordinación entre las diversas fuentes. Esto hace muy compleja la sostenibilidad de los sistemas puestos en marcha.

(ii) Para la implementación de estos proyectos no existe una metodología unificada de identificación de necesidades jurídicas en los diferentes municipios y regiones. Esto ha conducido al establecimiento de servicios homogéneos a lo largo del país que, en ocasiones, no permiten atender los conflictos de mayor impacto en cada uno de los territorios.

Además, en Colombia, la oferta de servicios establecidos en el Ejecutivo para la resolución de conflictos no goza de un escenario de articulación ni de un canal de visibilización que favorezca el acceso. En esa medida, el seguimiento a la efectividad de las políticas reviste de una gran complejidad y obstaculiza la integración de estrategias para afrontar la presencia limitada del Estado en las zonas rurales y urbanas dispersas de Colombia.

Por lo anterior, el Plan Nacional de Desarrollo propone dos soluciones:

- Crear una instancia de articulación para las entidades prestadoras de servicios jurisdiccionales o administrativos de justicia en la Rama Ejecutiva, la cual, bajo el liderazgo del Ministerio de Justicia y del Derecho, se ocupará de alinear los esfuerzos para la priorización de servicios y su implementación a nivel local.

- Diseñar modelos de justicia rural y local que reconozcan las diferencias socioeconómicas y ambientales del territorio, y que permitan definir la oferta de justicia que cada subgrupo de municipios requiere. Estos modelos deberán estar integrados a una política que asegure su sostenibilidad y la respuesta idónea a las necesidades locales.

Sobre el Plan Decenal del Sistema de Justicia

El artículo 108 de la Ley 1753 del 2015 estableció una obligación en cabeza de ocho entidades del sistema de justicia para formular el Plan Decenal del Sistema de Justicia. En mi opinión, este plan puede aumentar la estabilidad a las políticas de acceso a la justicia y establecer escenarios útiles para articular a las diferentes instituciones que hacen parte del sistema de justicia.

Ahora bien, aunque teóricamente es un buen punto de partida para dar proyección a las políticas de justicia, la formulación del Plan tiene enormes carencias. Entre otras cosas, el Decreto 979 del 2017, mediante el cual se adoptó el Plan Decenal del Sistema de Justicia, incluyó más de 600 acciones a cargo de múltiples instituciones. No solo hay varias de estas acciones que se repiten o que no se pueden comprender con claridad, sino que, además, varias son imposibles de medir o de implementar, y no están dirigidas hacia resultados concretos. Por eso mismo, al llegar al ministerio, no encontré ningún dato sobre los logros o los resultados de la implementación del Plan, solo existía un avance en reformulación de acciones.

Dado que este plan se formuló a partir de múltiples eventos en prácticamente todo el país y considerando la gran inversión que se hizo durante el anterior gobierno para construirlo, en esta administración hemos decidido iniciar un proceso de revisión para poderle dar sostenibilidad real. La idea es lograr acuerdos con las ocho entidades formuladoras del Plan para que se puedan generar resultados que impulsen la transformación efectiva de la justicia en Colombia.

Por eso, en este momento, hay un equipo del ministerio empeñado en encontrar las mejores alternativas para dar una solución pronta y efectiva a las falencias identificadas. Espero que esta cartera pueda conservar un rol protagónico para construir propuestas para integrar el Plan con el sistema de justicia ampliado y con los modelos de justicia local y rural ya descritos. Esto, al final, será clave para avanzar hacia una justicia más cercana a la ciudadanía.

Hay que descubrir vacíos en la JEP y ver cómo los solucionamos conjuntamente: Margarita Cabello. EL HERALDO www.elheraldo.co/politica/colombia

EL HERALDO

Hay que descubrir vacíos en la JEP y ver cómo los solucionamos conjuntamente: Margarita Cabello

Johnny Hoyos

POR: TOMÁS BETÍN@TOMBETRI COLOMBIA 11 de Junio de 2019 - 19:46

La nueva ministra de Justicia advirtió en rueda de prensa desde la Casa de Nariño que "las decisiones judiciales se respetan".
La barranquillera Margarita Cabello Blanco, nueva ministra de Justicia, dijo en rueda de prensa tras su posesión que "ninguna ley es perfecta" refiriéndose a la JEP y agregó que en este sentido hay que identificar los errores y corregirlos entre todas las ramas del poder público.
"Con lo de la JEP, nunca hay una ley perfecta, el tema es cómo descubrimos los vacíos y vemos cómo los solucionamos en conjunción con todas las ramas", indicó.
No obstante, puso de presente la jefa de la cartera del derecho que en Colombia "somos un país democrático, donde cada institución tiene su autonomía. Las decisiones judiciales se respetan, las de gobierno tienen esa orientación de gobierno. Y hay que colaborar armónicamente".
Y agregó en este sentido: "Vamos a trabajar de manera mancomunada entre los poderes, para que nuestros hijos puedan decir soy feliz de vivir en Colombia porque las instituciones funcionan".
Anunció además la presentación de una nueva reforma a la justicia, posiblemente, el próximo 20 de julio, cuando se inicie una nueva legislatura en el Congreso: "Han sido muchas las reformas a la justicia que no han salido a flote. Hay que mirar las coincidencias y dejar a un lado las diferencias (...). Vamos a ver si la podemos presentar el 20 de julio, vamos a trabajarla entre Ejecutivo, Legislativo y la Rama Judicial".
También abordó la ministra los problemas del ciudadano común en torno a la justicia: "Tenemos preocupación frente a los temas de drogas, el hurto del día a día, lucha por la corrupción, angustia por el exceso de violencia. Todos esos elementos los vamos a trabajar para que el ciudadano tenga una justicia real y eficiente. (...) Lo que le preocupa al ciudadano es que le roben el celular y al día siguiente esté el ladrón en la calle o que le pongan el 'picó' del vecino toda la noche".
Finalmente, reconoció la barranquillera que no va a ser fácil asumir la cartera judicial pero agradeció al presidente Iván Duque haberla tenido en cuenta para tal dignidad: "No va a ser fácil, porque vengo de otra rama. Pero la idea es lograr que el ciudadano sea el beneficiario de la justicia. (...) Le agradezco al presidente haber escogido a una mujer, y a una mujer costeña, para este cargo, porque quienes somos de provincia reservamos esto en el corazón".


Reforma a la Justicia será para el ciudadano de a pie: Minjusticia. EL HERALDO www.elheraldo.co/politica/

EL HERALDO

Reforma a la Justicia será para el ciudadano de a pie: Minjusticia


POR: TOMÁS BETÍN@TOMBETRIPOLÍTICA 18 de Junio de 2019 - 00:00

La barranquillera Margarita Cabello dijo que los cambios que requiere la Rama Judicial podrían hacerse con varios proyectos de leyes estatutarias y ordinarias y no solo con un gran paquete que los contenga todos.
La ministra de Justicia Margarita Cabello anunció que la Reforma a la Justicia que presentaría el Gobierno Nacional en la próxima legislatura que comienza el 20 de julio será para el ciudadano de a pie, "aquel que no tiene cómo reclamar frente a los conflictos sociales".
La jurista barranquillera fue enfática en señalar como función de la cartera de Justicia la de servir de puente, coordinando con todas las instituciones del sector para identificar las necesidades de cambio.
"Se deben analizar las causas del descontento ciudadano para resolver sus problemáticas", dijo la alta funcionaria, y agregó que lo que requiere la gente es resolver sus conflictos de manera eficiente, oportuna y rápida.
De otro lado, advirtió que se hace necesario "liderar de manera consensuada y conciliada un sistema de ajustes al  sector Justicia mediante un trabajo solidario con las tres ramas del poder público".
Aunque admitió que la situación fiscal y presupuestal del país no es la mejor, señaló que entre las tareas que deberá desarrollar su cartera está la de detectar dónde hay que hacer modificaciones y con qué instrumentos.
"Adelantar una gran Reforma para meter todo lo que se quiere cambiar no sería lo adecuado, y muchos de los ajustes podrían hacerse mediante leyes estatutarias u ordinarias", explicó.


EL HERALDO Margarita Cabello es la nueva minjusticia. La actual magistrada de la Corte Suprema de Justicia reemplazará a Gloria María Borrero, quien renunció a la cartera del derecho.

EL HERALDO

Margarita Cabello es la nueva minjusticia

Archivo

POR: PAMELA LÓPEZ YTOMÁS BETÍN Colombia 16 de mayo de 2019 14:13


La actual magistrada de la Corte Suprema de Justicia reemplazará a Gloria María Borrero, quien renunció a la cartera del derecho.
El presidente Iván Duque nombró ayer a la magistrada barranquillera Margarita Cabello como la nueva ministra de Justicia tras la renuncia al cargo horas antes de Gloria María Borrero.
Cabello es abogada y su nombre se conoció hace unos años en el segundo mandato del expresidente Álvaro Uribe cuando la incluyó en la terna para fiscal general.
En marzo de 2016 fue presidenta de la Corte Suprema de Justicia hasta el 2017 y ese mismo año la nombraron presidenta de la Comisión Nacional de Género de la Rama Judicial, cargo en el que estuvo hasta 2018.
La jurista costeña, además, recientemente fue incluida en la terna para fiscal ad hoc del presidente Duque para investigar el caso Odebrecht. La terna estaba integrada por la secretaria jurídica de Palacio, Clara María González y el decano de Derecho de la Universidad Sergio Arboleda, Leonardo Espinosa, quien finalmente salió electo.
La nueva ministra de Justicia renunció a dicha postulación para fiscal ad hoc asegurando: “Debo agradecer, por entender que ha valorado y destacado el honesto y abnegado ejercicio profesional que por largos años he realizado en el campo del derecho y en la Rama Judicial”.
Y pronunció una frase que es recordada hasta el momento al hacerse a un lado en la terna: “Por encima de cualquier honor o de cualquier reconocimiento por mis condiciones de buena jurista está el país, el presidente y la Corte Suprema, (...) debía dar un paso atrás porque primero está el país”.
Las tareas de Cabello
Duque, tras aceptar la dimisión de Borrero, dijo desde Medellín que Cabello Blanco tiene “una larga trayectoria en la Rama Judicial. Una mujer que ha hecho todos los peldaños de esa carrera, hasta llegar al más alto honor que ha sido el de presidenta de la Corte Suprema de Justicia”.
Puso de presente el mandatario que a la nueva ministra “le encargaremos muchas tareas, propias del ejercicio del cargo, pero tendrá la inmensa responsabilidad de avanzar en todas las reformas que se requieran para la modernización del aparato judicial”.
Así mismo, señaló, “le hemos encomendado la tarea de sacar adelante la implementación de la política ‘Ruta Futuro’ y de liderar todos los esfuerzos para combatir el narcotráfico desde el punto de vista normativo y, por supuesto, con su liderazgo en el Consejo Nacional de Estupefacientes”.
Y concluyó que su llegada al Ministerio va a “contribuir muchísimo en el relacionamiento institucional del Gobierno para que toda la reforma integral, que va desde los temas procedimentales, tecnológicos, hasta los temas normativos relacionados con la justicia, sea exitosa y pueda generar un amplio consenso en el país”.
Mientras se posesiona la nueva ministra de Justicia, el jefe de Estado encargó de esta cartera al viceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa, Juan Francisco Espinosa Palacios.
¿Quién es la nueva ministra Margarita Cabello Blanco?
La abogada barranquillera Margarita Cabello Blanco es actualmente magistrada de la Corte Suprema de Justicia, donde se ha desempeñado como togada de la 
Sala Civil y fue presidenta de la corporación de 2016 a 2017. 
Es egresada de la Corporación Universitaria de la Costa, especialista en Derecho de Familia de la Universidad Externado de Colombia en convenio con la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Derecho Procesal Civil de la Universidad Externado de Colombia, en convenio con la Universidad de Cartagena, y además es candidata a la maestría en Derecho Procesal Contemporáneo en la Universidad de Medellín.
Comenzó su carrera como juez penal municipal de Sabanalarga, Atlántico; también fue juez de menores y juez civil del circuito de Barranquilla, hasta llegar a la magistratura en la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior de Barranquilla, cargo que ocupó durante 19 años.
Posteriormente, la jurista costeña ejerció de 2009 a 2012 el cargo de procuradora delegada de la Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación.
Ha sido, así mismo, catedrática por más de veinte años en múltiples universidades nacionales. Fue miembro de la Dirección General de la Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla. Ha sido formadora de funcionarios y empleados judiciales por muchos años y permanente conferencista nacional e internacional en temas de Derecho.
Actualmente la nueva ministra de Justicia y del Derecho es miembro de la Academia Colombia de Jurisprudencia y del Instituto Colombiano de Derecho Procesal, y miembro también de la Comisión de Género de la Rama Judicial.
En 2016 la barranquillera Cabello Blanco recibió la Condecoración ‘José Ignacio de Márquez’ al mérito judicial, en su máxima categoría, por su destacado desempeño como funcionaria judicial.


viernes, 14 de junio de 2019

SEMANA.COM Nueva Minjusticia, mismos retos: drogas, hacinamiento y reforma a la justicia 06/11/2019



SEMANA.COM

Nueva Minjusticia, mismos retos: 

drogas, hacinamiento y reforma a la justicia


Nueva Minjusticia, mismos retos: drogas, hacinamiento y reforma a la justicia
 Nueva Minjusticia, mismos retos: drogas, hacinamiento y reforma a la justicia Foto: Archivo particular

La exmagistrada Margarita Cabello Blanco llegará a intentar apagar 
el incendio provocado por los episodios chocantes entre Ejecutivo y 
la rama judicial.

La exmagistrada Margarita Cabello Blanco asumió este martes las riendas del Ministerio de Justicia cuando las relaciones entre el Gobierno y la rama judicial pasan por un momento crítico. Jesús Santrich, las objeciones a la JEP y la suspensión de visas de Estados Unidos a los magistrados son apenas los episodios más recientes de una confrontación que aún puede agravarse. 

En los próximos días el presidente Iván Duque pondrá en consideración de la Corte Suprema de Justicia la terna para nuevo fiscal general de la nación, una elección que suele sacar chispas entre los dos poderes. Y para responder al reto de coordinar esta difícil relación llegó Cabello Blanco, abogada barranquillera, que hasta hace un par de semanas ocupó un despacho en la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia. 

En contexto: Margarita Cabello Blanco, la ficha que perdieron los uribistas en la corte

En su discurso de bienvenida, el presidente Iván Duque destacó la amplia experiencia que tiene la jurista, quien comenzó su carrera como jueza de Circuito de Barranquilla. Pasó por tribunales, por la Procuraduría, fue conjuez de la Corte Suprema hasta que consiguió su propio despacho en el Palacio de Justicia. A pocos meses de terminar su periodo de ocho años Cabello Blanco renunció a la magistratura para posesionarse como Ministra de Justicia. 
Los desafíos que la esperan no son pocos ni nuevos. Hace apenas unas horas se hundió en el Congreso el intento más reciente por sacar adelante una reforma a la justicia, en esta ocasiónimpulsada por Cambio Radical. Una vez firmó el acta de posesión en la Casa de Nariño, la exmagistrada hizo de este su primer anuncio: trabajará para que el próximo 20 de julio se pueda presentar una nueva iniciativa de reforma que "que vaya conjunta entre Ejecutivo, Congreso y rama judicial". 

Y uno de los puntos que se anticipa que será incluido está relacionado con un objetivo que planteó el presidente desde su campaña. Avanzar en los temas de precedentes para orientar de una forma mucho más ordenada la manera en la que los jueces interpretan la vasta jurisprudencia que existe sobre múltiples temas. Esto con el fin de "llegar a la más precisa de las decisiones en la sabiduría de sus providencias", precisó.

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"Esperamos que no se hable solamente de una reforma, sino que se hable de modernización y de muchas medidas que se deban aplicar para que la selección de talento, la cercanía al ciudadano, la digitalización, los mecanismos alternativos de resolución de conflictos, los precedentes, la unificación jurisprudencial".
En materia de lucha contra las drogas, el campo que le espera a Cabello Blanco no parece menos despejado. La última medición de cultivos ilícitos de Naciones Unidas arrojó el incremento histórico de siembra de coca en Colombia. "El narcotráfico, cuando se expande, tiene el poder de amenazar la institucionalidad misma y la convivencia social si no es frenado". La nueva ministra ahora tendrá el poder de coordinar esta política de lucha contra las drogas. Y para ello el presidente le recordó la urgencia de tomar medidas que impacten la reducción de las siembras ilícitas, entre otras, por la mezcla mortal entre narcotráfico y el asesinato de líderes sociales.

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También es evidente que Cabello Blanco llega al ministerio en un momento en que la Corte Constitucional dejó prácticamente sin piso jurídico una de las herramientas con las que Duque había declarado una lucha frontal contra las drogas en las calles. 
A través de un decreto, desde el año pasado la Policía trabaja en el decomiso de cualquier tipo de sustancia ilícita en cualquier cantidad que sea portada por personas que no puedan demostrar su adicción. No obstante, esta medida se quedó sin oxígeno con un fallo en el que la corte tumba varios apartes del Código de Policía que prohibían el consumo de drogas y alcohol en lugares públicos.  

“Necesitamos enfrentar a los jíbaros y al microtráfico en el territorio y, al mismo tiempo, desmantelar las organizaciones criminales apelando a la extinción de dominio cada vez más rápida”, insistió Duque en su discurso.
Otro de los retos que Duque le encargó a la ministra es el hacinamiento carcelario. Actualmente el sistema tiene 80.000 cupos cuando la población carcelaria ya supera los 114.000 internos. El presidente marcó el contraste entre la gran cantidad de sindicados que llegan a los centros de reclusión, frente a criminales de alta peligrosidad, que deberían estar en detención intramural y gozan hoy de privilegios domiciliarios. "Eso amerita que, en la cooperación armónica con toda la Rama, seamos más eficaces, más certeros y más contundentes", dijo.
¿Quién es Margarita Cabello Blanco?

La nueva Ministra de Justicia y del Derecho es abogada egresada de la Corporación Universitaria de la Costa; es especialista en Derecho de Familia de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y en Derecho Procesal Civil de las universidades, Externado de Colombia y de Cartagena.
Inició su trayectoria profesional como Juez Penal Municipal de Sabanalarga. Luego fue juez de menores y juez Civil del Circuito de Barranquilla, hasta llegar a la magistratura del Tribunal Superior de Barranquilla y después a la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, de la cual fue presidente en 2016.
También ejerció durante tres años el cargo de Procuradora Delegada de la Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación, durante la administración de Alejandro Ordóñez. Ha sido catedrática por más de veinte años en Unicosta y en las universidades del Norte, Libre y Simón Bolívar de Barranquilla, en las especialidades de Derecho Probatorio, Procesal Civil y de Familia.