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miércoles, 17 de octubre de 2012

Por una Nivelación Salarial, por Alfonso Gómez Mendez. El Tiempo Colombia


Por una nivelación salarial


Las diferencias salariales frente a igual trabajo son de cien, doscientos y hasta cuatrocientos por ciento. En otros países no van más allá del veinte o treinta por ciento. 

En 1978, para una publicación liberal de Boyacá, con Jaime Castro y Alfonso Castellanos entrevistamos al maestro Echandía, quien, según su costumbre, habló con finura y desdén sobre ocurrencias de la vida nacional.

Como se adelantaba uno de aquellos por entonces habituales y hasta crónicos "paros judiciales", le preguntamos sobre su sentido, y el filósofo y líder liberal contestó: "Eso es como matar un muerto, no se puede paralizar lo que ya está paralizado".

Quizás el maestro no diría lo mismo de la actual huelga judicial. De un lado, la justicia, en medio de reconocidas dificultades, es mucho mejor, más eficiente y comprometida. Y de otro, los motivos que hoy la sustentan están plenamente justificados.

Fue una lástima que en 1978 la Corte Suprema truncara la 'pequeña constituyente', que, con diagnósticos claros, buscaba reformar la Carta en dos temas específicos: la administración de justicia y el régimen departamental y municipal, hoy llamado ordenamiento territorial. Desde entonces, hemos ido de tumbo en tumbo modificando la Constitución con el pretexto de mejorar la justicia. El último fiasco, como tanto se ha dicho, fue el de la mal llamada 'reforma constitucional de la justicia'.

Sobre el tema, ha habido dos concepciones en este gobierno. La de los primeros ministros del ramo, haciéndole creer al presidente Santos que todo se podía negociar con tal de aprobar un cambio constitucional que consideraban vital. Y la de la actual ministra, quien, con razón, ha advertido que no se necesita cambiar la Constitución para mejorar la administración de justicia. Ya se han dado algunos pasos. Pero se ha fallado en temas fundamentales.

El resurgimiento del ministerio de Justicia se fundó, entre otras razones, en que la Rama tuviese un vocero político en el gabinete. ¡Pero, al parecer, lo único que se ha conseguido es reducir su presupuesto en 500.000 millones!

Los jueces y fiscales plantean algo apenas elemental: la nivelación salarial. Un juez de control de garantías (equivalente a un fiscal local) gana menos de 4 millones de pesos, mientras que un magistrado de alta Corte y un fiscal delegado ante la Corte devengan la no despreciable suma de 23.

Un juez de circuito (equivalente a un fiscal seccional) devenga 5 millones de pesos, y el que le sigue en escala (magistrado de Tribunal y fiscal de segunda instancia) gana más de 19 millones.

Este desnivel se repite en la Procuraduría y entre los auxiliares judiciales. Las diferencias salariales frente a igual trabajo son de 100, 200 y hasta 400 por ciento, mientras que en otros países no van más allá del 20 o 30 por ciento.

Esa puede ser una de las explicaciones del llamado 'carrusel de pensiones', pues si un abogado ha servido más de 20 años como juez del circuito con sueldo de 6 millones, al pasar al siguiente cargo -magistrado- sube a casi 19 y se presenta como algo exorbitante, si por esa vía mejora su pensión. Resolver este entuerto, aplicable en otros casos, es más eficaz que cambiar la Constitución.

Lo que sí puede hacerse, mediante reforma constitucional, es quitarles las funciones electorales a las cortes.

Porque, digamos, ¿cuánto tiempo gastan los magistrados entrevistando candidatos, asistiendo a reuniones y cocteles y en interminables jornadas para elegir a un candidato a la Contraloría o la Procuraduría?

Como ello puede prestarse para el cruce de favores, los magistrados deben ser los más interesados en que su único trabajo sea el de todos sus colegas en el mundo: hacer justicia.

Derecho en la historia

Muy ilustrativa, para conocer nuestro devenir jurídico, la serie 'Derecho y sociedad en la historia de Colombia', que viene publicando Armando Suescún Monroy.

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