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jueves, 9 de mayo de 2019

¿Por qué les fue tan mal a las reformas política y de la justicia? Ambos proyectos de enmienda constitucional están por hundirse definitivamente en el Capitolio. eltiempo.com/politica/

¿Por qué les fue tan mal a las reformas política y de la justicia?

Ambos proyectos de enmienda constitucional están por hundirse definitivamente en el Capitolio.
Debate delitos conexos
Gloria María Borrero, ministra de Justicia; Ernesto Macías, presidente del Senado, y 
Nancy Patricia Gutiérrez,  ministra del Interior, han sido protagonistas en el Congreso.
Por: Política
 
09 de mayo 2019 , 10:26 a.m.
Dentro de un mes y medio concluirá el primer año del actual congreso
 y dos de las reformas claves para el Gobierno, la de la política y 
la de la justicia, están prácticamente en la lona y sin posibilidades 
reales de sobrevivir en el Capitolio, al menos este semestre.

El fracaso de las normas podría tener varias explicaciones: la falta de 
apoyo de algunos partidos políticos, la inexistencia de una coalición 
de gobierno sólida que saque adelante las iniciativas del Ejecutivo o 
el trámite de otros temas perentorios, como las objeciones a la justicia 
para la paz o el Plan de Desarrollo

Sin embargo, lo cierto es que el país vivió una nueva frustración en el 
intento de cambiar las costumbres políticas y darle una cara más ágil a la 
administración de justicia.


Las reformas política y de la justicia fueron dos de las más grandes 
apuestas de la agenda legislativa del Gobierno Nacional. 
La política, por ejemplo, fue fruto del acuerdo entre delegados de varios 
partidos políticos que se reunieron a instancias del Ejecutivo para elaborar 
un grupo de proyectos de ley y reformas constitucionales que atacaran la 
corrupción, siguiendo la abultada votación de la consulta contra este flagelo, 
en agosto del año pasado.

Para ello, uno de sus principales propósitos era implementar las listas abiertas 
a corporaciones públicas como el Congreso, los concejos y las asambleas 
departamentales, lo que abarataría las campañas políticas y les cerraría el paso 
a posibles actos de corrupción en ellas, como el ingreso de dineros ilícitos que 
permitan financiar estas empresas electorales.

Aunque senadores como Roy Barreras, por 'la U', pidieron "salvar" 
la reforma política, su llamado no parece haber tenido demasiado eco dentro 
de algunos de sus colegas.
En cuanto a la reforma de la justicia, fue un nuevo intento del Ejecutivo 
para modificar la estructura del Consejo Superior de la Judicatura, cuestionado 
por algunos sectores, mejorar los requisitos para la elección de magistrados de las 
altas cortes y tratar de acercar la justicia al ciudadano del común, entre otros puntos.

Aunque estos elementos no son del todo novedosos, varios expertos han coincidido 
en que son parte medular de un revolcón a la rama judicial, como el que se ha 
intentado desde hace varios años.

Un primer proyecto se presentó el año pasado por parte de la ministra de Justicia, 
Gloria María Borrero, el cual terminó hundido en la Cámara de Representantes 
en medio de varios choques de la funcionaria con partidos como el 
conservador –declarado de gobierno- y, especialmente, con el presidente de la 
Cámara, Alejandro Chacón.

Este año, Cambio Radical presentó un proyecto de acto legislativo 
que recogió varios de los elementos que tenía esa primera iniciativa 
y la ministra Borrero anunció su apoyo a “algunos” de sus puntos
los cuales fueron aprobados en primero de ocho debates por la Comisión 
Primera del Senado, esta semana.

De hecho, la propia funcionaria acompañó ese trámite y estuvo 
atenta a todos los puntos que se debatieron en esta nueva reforma de la justicia, 
impulsada por los partidos políticos.


Pese a estas buenas intenciones, las reformas política y de la justicia se 
encuentran prácticamente hundidas en el Congreso y pusieron al Gobierno a dar 
explicaciones sobre el precario apoyo de los partidos políticos a estas dos normas, 
claves para el funcionamiento de la democracia y del Estado.
Falta de coalición
Un primer hecho que evidencia el fracaso de estas dos reformas es la inexistencia 
de una coalición de gobierno fuerte que lo apoye en el Congreso.

Pese a que partidos como el Centro Democrático, el Conservador, ‘la U’ y 
los movimientos cristianos se declararon de gobierno, sus votaciones no alcanzan 
unas mayorías holgadas que le permitan al Ejecutivo tener control del Congreso y 
avanzar en el cumplimiento de sus promesas de campaña, al menos desde el punto 
de vista normativo.

La propia ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, encargada de los 
asuntos políticos, admitió esta realidad. “El Ejecutivo tiene unos partidos de 
gobierno, el Centro Democrático, el Conservador, parte de ‘la U’, pero finalmente 
no hay la mayoría absoluta para sacar adelante las reformas y siempre hay que 
estar concertando los proyectos con Cambio Radical y el Partido Liberal”, le 
dijo a W Radio la funcionaria.

Estos dos partidos, Cambio Radical y el Liberal, se declararon independientes del Gobierno 
y en más de una ocasión han logrado sumar mayorías para ponerle palos en la rueda 
las iniciativas de la Casa de Nariño.

Sin ir más lejos, el rechazo de estas dos colectividades a los reparos presidenciales a la 
ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) fue clave para que los 
defensores de la integridad del acuerdo con las Farc bloquearan su paso en el Capitolio.
Partidos, más libres
Esta realidad ha hecho que los partidos políticos actúen de manera más libre en el Congreso y, 
como lo ha promovido el propio presidente Iván Duque, deliberen y tomen la decisión 
que consideren, que en estos dos casos no ha favorecido al Gobierno y, según varios 
observadores, tampoco a la política ni a la justicia.

Uno de los argumentos más recurrentes que se han escuchado en el Capitolio en 
contra de la reforma política es el poco tiempo para implementar los mecanismos 
que permitan armar las listas cerradas para las elecciones de octubre sin acudir al llamado ‘bolígrafo’.

Y por los lados de la reforma de la justicia, entre los argumentos para el escaso ambiente es 
que se trata de una repetición de los mismos artículos y que este tipo de enmiendas deben 
ser presentadas e impulsadas por el Gobierno luego de una amplia concertación con 
las altas cortes, donde varios de estos intentos han muerto.

Aunque técnicamente las dos reformas están vivas en el Congreso, su aprobación depende 
de la voluntad política de los partidos, los cuales tendrían que sesionar lunes, jueves, viernes, 
sábados y hasta domingos si quieren que estos dos proyectos salgan adelante y esto, por lo visto, 
no está dentro de las intenciones de las colectividades.

Así las cosas, al Gobierno no le esperan unos meses fáciles en el segundo semestre de este 
año en el Congreso, cuando tendrá que lidiar, adicionalmente, con las presidencias de Senado y 
Cámara en manos de los partidos independientes, es decir el Liberal y Cambio Radical.

POLÍTICA

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