Palabras del Presidente Juan Manuel Santos con motivo del XVII Encuentro
de la Jurisdicción Ordinaria - ‘Justicia y Democracia’
Montería, 14 ago (SIG).
“Qué
bueno poder ratificar en este encuentro –el primer encuentro con la rama
judicial en mi segundo periodo de gobierno– lo que dije hace 4 años, cuando
llegué a la Presidencia con el propósito de restablecer el diálogo entre
Gobierno y jueces, por el bien de Colombia y sus instituciones.
Dije
entonces que la Justicia podía esperar de mi gobierno respeto, colaboración y
autonomía, y lo hemos confirmado con hechos, con presupuesto y con actitudes.
Hoy
los invito –así como lo dije a todos los colombianos el 7 de agosto– a que nos
unamos en el trabajo para hacer realidad esta visión esencial que he propuesto
al país: lograr una Colombia en paz, una Colombia en equidad, una Colombia
educada.
Sin
duda la justicia es un componente fundamental de la paz.
Con
un acceso pronto y oportuno a la justicia para todos los ciudadanos –sin
importar recursos o ninguna otra condición– se logra el objetivo primordial del
Derecho, que es facilitar la convivencia y el respeto dentro de los miembros de
una sociedad.
En
la medida en que los litigios y diferencias se resuelvan por la vía judicial o
por mecanismos de justicia alternativa –como el arbitraje o la conciliación– se
consolida en la nación un entorno de civilización y paz: el que da la
tranquilidad de saber que las diferencias se pueden arreglar de manera
pacífica, a través de las instituciones.
Y
la justicia también es sustento de la democracia, razón por la cual ustedes hoy
organizan este encuentro alrededor de estos dos valores.
He
citado mucho –pero hace ya rato que no lo hago– la comparación de Franklin
Delano Roosevelt quien decía que, en una democracia, los tres poderes públicos
son como tres bueyes que jalan un mismo arado.
Si
todos jalan al tiempo y en la misma dirección, el trabajo se hará bien y con
facilidad, pero si los bueyes van cada uno por su lado, el trabajo será
infructuoso.
Por
eso es tan importante el respeto entre las ramas del poder.
Ninguna
debe invadir el carril de la otra –eso es autonomía– pero al mismo tiempo todas
deben ir en la misma dirección –eso es armonía–.
Si
algo hace avanzar a una nación es que sus poderes obren con autonomía y con
armonía.
Yo
creo, apreciados magistrados y jueces, que mi gobierno ha dado muestras
concretas de este talante, es decir, ha sido siempre respetuoso –como
corresponde– de las decisiones judiciales, favorables o adversas.
Mi
administración no cuestiona los fallos: los acata y presta su concurso a los
jueces para su cumplimiento efectivo.
Así
sido, así es y así seguirá siendo.
Y
hablando de los poderes, como ustedes saben uno de los objetivos que tenemos en
este nuevo periodo es el de restablecer en nuestra democracia el principio de
“pesos y contrapesos” que se debilitó por cuenta de la figura de la reelección
presidencial y por la falta de claridad en algunas de las competencias de
nuestros organismos constitucionales.
Se
trata de una reforma del Estado para fortalecer la legitimidad democrática de
nuestras instituciones.
Dentro
de las propuestas está la eliminación de la reelección presidencial y la
eventual extensión del período presidencial a 5 ó 6 años, sin que dicha
extensión de ninguna manera me cobije.
En
cuanto al poder judicial, la propuesta es eliminar las atribuciones de
selección, nominación y designación de autoridades del Estado por las Altas
Cortes, y ponerle coto a la llamada “puerta giratoria”.
Sé
que muchos de ustedes comprenden que estas actividades nominadoras y
electorales acaban afectando el prestigio de unas Cortes que deben reconocerse
por su absoluta independencia del juego político, y además les quitan tiempo a
su altísima misión.
El
doctor Hernando Yepes, constituyente y exmagistrado, dijo en su momento que
esas facultades eran como un “regalo envenenado” a las Cortes, expresión que ha
retomado el presidente de la Corte Constitucional, Luis Ernesto Vargas.
Tenemos
muy buenos jueces en Colombia, y seguiremos haciendo lo que esté a nuestro
alcance para exaltar, facilitar y dignificar su misión.
Y
de eso trata esta reforma: de que los jueces y magistrados se dediquen a hacer
lo que hacen mejor, que es impartir justicia y proteger los derechos de los
colombianos.
Los
organismos de control y fiscalización también requieren de una revisión
pormenorizada de sus facultades y atribuciones, y esto será también tema de
estudio en esta reforma de equilibrio de poderes.
Ahora
bien, hay que entender –como he dicho siempre– que la reforma a la justicia no
es solo una reforma constitucional que toque a las Altas Cortes.
La
verdadera reforma a la Justicia –que venimos haciendo año tras año– es la que
acerca la justicia a los ciudadanos, y no necesariamente implica cambiar la
Carta Política.
El
Código Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, el Código General del
Proceso, y el Estatuto de Arbitraje Nacional e Internacional –por ejemplo– han
dado a la justicia y a los ciudadanos un conjunto armonioso de normas para que
los procesos cumplan su cometido, que es la pronta resolución de los
conflictos.
Su
adecuada implementación es un reto que tenemos que seguir asumiendo juntos.
Y
aquí quiero reforzar un término que utilizó nuestro nuevo ministro de Justicia
y del Derecho, el doctor Yesid Reyes Alvarado, hace algunos meses en una
columna de prensa: “Hay que tutelizar la justicia”
Es
decir, tenemos que hacer que el acceso a la justicia sea fácil y que las
decisiones en todos los procesos se tomen en términos razonables y perentorios,
como ocurre con las tutelas.
Y
sea el momento, por supuesto, para dar la bienvenida al Ministro.
Y
qué bueno poder hacerlo ante la Jurisdicción Ordinaria, la misma que presidió
su padre, el jurista y penalista tolimense Alfonso Reyes Echandía, cuyo
recuerdo vivirá siempre en nuestra memoria como la figura valiente y simbólica
del Holocausto del Palacio de Justicia.
¡Qué
orgulloso estaría él, doctor Yesid, al verlo ocupar este alto cargo de servicio
a la patria!
Y
sea la ocasión también para hacer un reconocimiento a otro ilustre tolimense,
chaparraluno, por su destacado trabajo al frente de esta cartera, digno de su
trayectoria pública y profesional.
No
está ahora con nosotros pero ¡muchas gracias desde acá al doctor Alfonso Gómez
Méndez!
Volviendo
al tema de la reforma, quiero insistir en que la constitucional es necesaria y
conveniente, pero que no es ésta la que le resuelve los problemas al ciudadano
común, al que es víctima de robos o lesiones, y siente la ausencia del aparato
judicial.
Por
eso hay que trabajar en mejorar esa relación “justicia-ciudadano” con reformas
que no tienen que ser necesariamente actos legislativos, sino leyes o decretos,
o incluso simplemente con actos de buena gerencia.
Son
bienvenidas las diferentes opiniones sobre la forma de mejorar la justicia.
Pero ese ejercicio dialéctico debe estar orientado a un propósito común que es
el de conseguir superar las dificultades que tiene la administración de
justicia.
Y
esto lo haremos juntos, remando en la misma dirección, teniendo en cuenta las
diferentes ideas y posiciones, con el compromiso de llegar a acuerdos aun
cuando esto implique ceder en posiciones personales, pero siempre en beneficio
de nuestra justicia.
No
hablo de consensos respecto a todo –porque quizá fue la búsqueda del consenso
la que más trabas puso a la reforma constitucional a la justicia que se intentó
en el periodo pasado–, pero sí de un ejercicio de convivencia, esa convivencia
que es esencial para la paz.
Y
quiero llamar su atención sobre un aspecto –aparentemente técnico o
procedimental– que puede y debe hacer la diferencia en la administración de
justicia y sacarnos definitivamente de los últimos puestos en materia de
duración de los procesos.
Tenemos
buenos nuevos códigos, con procedimientos ágiles y orales, pero nada de esto
puede aplicarse cabalmente si no aceleramos el proceso de implementación de las
TIC para la justicia, es decir, la Justicia Digital.
El
Ministerio de las TIC y el Consejo Superior de la Judicatura ya diseñaron el
plan. La ruta existe.
También
el Gobierno ha puesto los recursos. No más el año pasado se destinaron 143 mil
millones de pesos a este efecto.
Ahora
nos toca –repito– acelerar para que el expediente judicial electrónico sea
finalmente una realidad.
Entonces
les pongo reto a los administradores de la justicia: que en un año, cuando
vuelva a este Congreso, ya tengamos en Colombia implementado el expediente
judicial electrónico.
Sería
la mejor noticia para ustedes y para todos los usuarios de la justicia.
No
nos esperemos a que venza el plazo que nos da la ley, porque no hay disculpas
para demorarlo.
Hoy
tenemos al fin conectividad de banda en todos los municipios. Ya tenemos el
plan diseñado. Están los recursos. Y solo falta la voluntad y el trabajo de
implementación.
Y
digo más: ésta no es una tarea solamente del Consejo Superior de la Judicatura,
sino que es un tema de todos los miembros de la rama.
Invito
a todos los jueces a que se certifiquen como ciudadanos digitales y a que
demuestren que Colombia puede tener una justicia moderna que sirva –con las
herramientas de la tecnología– mejor a todos los colombianos.
Desde
el Ministerio de las TIC, el ministro Molano me ha asegurado que tienen toda la
disposición para seguir apoyando este proceso.
Apreciados
amigos de la Jurisdicción Ordinaria:
Cuando
hablamos de un país en paz, con equidad y educado, hablamos de Justicia.
Porque
la justicia es base para la paz, y la justicia transicional será el mecanismo
que nos permitirá dar el paso del conflicto a una sociedad que convive en
armonía.
Porque
la justicia es la base de la equidad, pues en un estrado judicial nadie es
mayor que nadie –todos son iguales– y nos corresponde a nosotros asegurar el
acceso fácil y oportuno a todos los ciudadanos.
Y
porque la justicia es la prueba de un país bien educado, donde las personas
–formadas en el amor al conocimiento y no en la violencia– valoran la cultura
de la legalidad y el arreglo pacífico de las controversias.
Bien
decía Simón Bolívar: “La Justicia es la reina de las virtudes republicanas y
con ella se sostiene la igualdad y la libertad”.
Muchas
gracias y muchos éxitos en este encuentro".
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